El neurótico suele ser quien tiene a la duda como un factor preponderante en su psiquis. Estas personas se cuestionan constantemente sobre si lo que hicieron fue lo correcto, si existía una alternativa mejor, o simplemente se culpabilizan constantemente sobre el pasado. Los síntomas neuróticos son más comunes suelen ser: el estrés, ciertos grados de depresión como la distimia, jaquecas y problemas con el sueño.
Su perfil también se deriva de miedos; como temor al fracaso, miedo al que dirán, miedo a enfermarse, miedo a la soledad, entre otros. A pesar de esto, se puede decir que la mayoría de los neuróticos logran adaptarse a la sociedad. Es decir trabajan, logran conformar una familia y poseen un círculo social normal.
Sin embrago, dentro de las neurosis existen extremos a los que la clínica denomina como patologías. Esto sucede cuando los síntomas de vuelven perjudiciales para la vida de estos sujetos en por lo menos dos esferas de su vida. Lo recién mencionado se observa, por ejemplo, cuando la falta de sueño impide que el sujeto lleve acabo sus actividades diarias. O cuando el estrés es tan grande que la persona comienza a sufrir intensos dolores corporales que a su vez repercuten en su interacción con los otros. O cuado la tristeza es tal que se prefiere estar en cama todo el día antes que salir a ejercer las funciones cotidianas, o simplemente no se puede contener el llanto.
La mayoría de la personas tienen rasgos neuróticos y viven con ellos. Otra característica de este tipo de estructura mental, es que se vive con un constante vació interior, como si siempre algo faltara para conseguir ser plenamente felices. Frecuentemente esta falta busca ser llenada mediante la adquisición de objetos, como al comprar el celular último modelo, el ipod, el carro, etc. O logrando el trabajo deseado, la mujer deseada, los amigos indicados, etc. Lo cierto es que el vacío únicamente pareciera ser llenado momentáneamente y aquel vacío vuelve a sentirse al poco tiempo.
Este deseo de sentirnos completos en nuestro interior nos expone dos caras, por un lado nos puede hacer caer en la banalidad, aunque por otro lado sirve como un motor en nuestras vidas. Sobre lo último, debemos entender que la insatisfacción nos conduce a la búsqueda de más y así contribuimos al propio desarrollo. ¿Pero en qué nos estamos desarrollado? Pues eso dependerá de con que objetos llenemos esa falta. Algunos lo hacen con la religión, por ejemplo, otros con la lectura, el arte, el trabajo, el alcohol, las mujeres, en fin cada uno escoge. Evidentemente no se escoge una sola opción pero siempre a algunas se les da más espacio que a otras. La reflexión viene por el lado de detenernos a analizar ¿con qué estamos llenando nuestro vacío? ¿Es en realidad eso lo que realmente queremos? Como neuróticos siempre vamos a dudar y aunque esto parezca malo, recordemos que los peores errores de la vida se cometen cuando se esta cien por ciento seguro de algo.
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