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Teoría de los Complejos- Detector de mentiras




Elaborado por: Psic. Octavio Huerta Torres







A continuación se abordará el tema relacionado a la teoría de los complejos a partir de los estudios realizados por psiquiatra/psicólogo suizo Carl Gustav Jung. En sus inicios, este analista consideró que mediante la investigación experimental, alguna certeza podía encontrarse entorno al entendimiento de la psique. Los trabajos que dieron luz a la elaboración de esta teoría se remontan a inicios del siglo XX, siendo los primeros aportes de Jung al campo de la psicología. A pesar de ello, hoy en día aún se utilizan sus presupuestos teóricos obtenidos desde sus experimentos mediante el test de asociación de palabras. Inclusive sus métodos experimentales han sido retomados en áreas como la psicología forense, un ejemplo de esto, es el modelo interrogatorio que se realiza a los sospechosos de algún delito, tema sobre el que retomaremos más adelante.

Evidentemente para el análisis de esta teoría, es importante comprender la noción psicológica de complejo que expone Jung, para lo cual en primera instancia, revisaremos los fundamentos principales con respecto a la experiencia de las asociaciones. Dado que tal como lo indicó Jung en su momento, el test de asociación de palabras fue el método que le permitió el entendimiento de los llamados complejos.

A su vez, al revisar algunos experimentos sobre el mencionado test, se irá analizando la estructura y dinámica de estos complejos. En trabajos posteriores, el mismo autor señaló que el uso del test de asociación de palabras es una forma didáctica para evidenciar la presencia de los denominados complejos presentes en la mente humana.

En cuanto a los complejos, Jung (2004) menciona que quizás se ha adelantado con relación a ellos en el sentido de que, por ejemplo, actualmente una persona puede aceptar con mayor facilidad que tiene un complejo, pero Jung refiere que en realidad es el complejo el que tiene a la persona. Notamos así, la importancia que daba este psicólogo al complejo como una parte integral del inconsciente.


Asimismo, esta teoría contribuye al entendimiento de las psicopatologías. “De los complejos dependen el bienestar o el malestar de la vida personal”, refiere Jung (2001).  Veremos como el estudio de la teoría de los complejos, al abrir un campo de conocimiento relativo a la dinámica psíquica, deriva en la comprensión de factores de desequilibrio, bloqueo, descompensación, inestabilidad, o quiebra, tanto en la neurosis como en las psicosis. A su vez, cabe mencionar que los complejos forman parte de todos los sujetos tanto sanos como enfermos, por lo que el complejo también es concebido por la psicología junguiana como elemento que permite la autorregulación y la homeostasis psíquica.

En lo que confiere a la experiencia de las asociaciones con relación al estudio de los complejos, Jung (2001) indica que el procedimiento es el siguiente: el psicólogo dispone de una lista de palabras, denominadas palabras inductoras, elegidas al azar y que no deben tener entre sí ninguna relación de significación, dado que es el sujeto quien debe realizar la asociaciones libremente. Luego, el experimentador invita al sujeto a que una vez escuchada la palabra inductora, reaccione inmediatamente diciendo la primera palabra que se le venga a la mente. Por ejemplo, el experimentador (E) dice: agua, luego el sujeto (S) dice: mar, (E) calor, (S) sol, preparado (E), reunión (S), etc.



El experimentador, mediante el uso de un cronómetro está encargado, a su vez de la medición del tiempo que tarda el sujeto en reaccionar a la palabra inductora (estímulo). Este tiempo de reacción, se mide desde que el experimentador concluye de mencionar la palabra inductora, hasta que el sujeto pronuncia la primera sílaba de su respuesta. El experimento consta de en una lista de cincuenta a cien palabras.

Mediante este test y con la ayuda de ayuda de entrevistas psicológicas, Jung encontró que algunas respuestas del sujeto sufrían cierta irregularidad. Varios de estos cambios radicaban, entre otras cosas, en: tiempos de reacción prolongados, o demasiado cortos, cambios repentinos en la entonación de voz, el sujeto olvidaba la recomendación inicial y respondía con frases en lugar de una sola palabra, risas al contestar, repetición de la palabra inductora. Pues bien,  a estas perturbaciones, Jung denominó indicios de complejo.

Cuando una palabra inductora solo alcanza la superficie de la consciencia el sujeto no tiene problema en responder normalmente, empero, en ocasiones estas palabras inductoras encuentran en el sujeto un contenido emocional que surge desde el inconsciente alterando su respuesta. Se podría decir que el sujeto no está preparado para controlar el estímulo exterior desencadenando en su interior un automatismo inconsciente. Jung (2001) menciona que luego de realizado el test, preguntaba a sus pacientes si habían notado alguna alteración de su parte al reaccionar a las palabras inductoras, ellos comúnmente le contestaban que no, que habían respondido normalmente a todas las palabras. “La consciencia se siente inmediatamente fascinada; se vuelve hacia el interior y no percibe lo que pasa en el exterior” Jung (2001, pág.89).

En segunda fase del test, se vuelve al procedimiento anterior con el uso de las mismas palabras inductoras antes expuestas. Con la diferencia que en esta vez se le solicita al sujeto que responda con las mismas palabras que dijo en primera instancia. Se pregunta por ejemplo: ¿qué respondió a la palabra ? el sujeto se acuerda o no de su respuesta, inclusive a veces cree acordarse pero da una respuesta diferente. Las reacciones olvidadas merecen ser consideradas como posibles indicios de complejos. Esto sin dejar pasar por alto la importancia de la observación clínica en el momento de realizar la evaluación, se deben de considerar; movimientos involuntarios, mirada perdida, sonrisa, etc.

Jung solía elaborar hipótesis que dejaban atónitos a sus pacientes, esto lo lograba según los datos obtenidos mediante el test de asociación de palabras, y por supuesto ayudado de su pericia psicológica. Por ejemplo, cuenta el caso de un hombre[1] que mostraba las siguientes asociaciones: dinero-poco,  muerte-morir, besar-bello, corazón-palpitar, pagar-la sembradora. Previamente en una corta entrevista, Jung pudo percibir que se trataba de un hombre de alrededor de los setenta años, cercano ya a su retiro. A partir de estos datos Jung pensó: 1. Este hombre debe de estar atravesando dificultades económicas dado que asoció la palabra con . Además ante la palabra había reaccionado violentamente. 2. En esa edad, se piensa involuntariamente en la muerte. Al responder con a la palabra , se observa como no abandona el tema, éste representa una preocupación importante. 3. , demostraba una inclinación hacia el romance quizás de antaño. La palabra de origen francés relativa a una mujer francesa, también daba pitas de un romance. Así Jung (2001) elaboraba su hipótesis al respecto del mencionado caso, parafraseándolo decía: Es evidente que usted tiene problemas económicos. Se preocupa mucho de su salud, posiblemente a causa de un ataque cardíaco. Y además, usted tiene románticos recuerdos de una chica francesa. Ante esto, los pacientes quedaban atónitos sobre la aparente clarividencia del Dr. Jung.

Asimismo, como se mencionó al inicio de este ensayo, la psicología forense hace uso de los principios metodológicos ya mencionados, en los interrogatorios criminalísticos. La distinción radica en que dentro de las palabras con las que se aborda al supuesto criminal, se incluyen aquellas relativas al crimen del que se lo acusa. Por ejemplo, se observan las reacciones del sujeto ante la palabra , , en el caso de tratarse de un asesinato cometido con arma blanca. Asimismo se pueden mencionar elementos más sutiles relacionados al lugar donde se efectuó el crimen y registrar las reacciones.

En numerosas ocasiones, los pacientes suelen engañar al médico. A veces este engaño es deliberado, y en otras, no menos frecuentes, el engaño es involuntario. Esto último debido a que el sujeto muchas veces no quiere hacerle frente a aquello que le perturbar por miedo. Jung encontraba mediante el test de asociación de palabras, la manera de derribar aquellas resistencias que el paciente de ponía así mismo. Al respecto popularmente se menciona que es más sencillo ver los defectos de los demás que observar los propios. Esta aseveración es muy cierta, además en relación a esto, es más fácil culpar a otros de nuestros males que hacerle frente a nuestros propios demonios. Homo Homini Lupus, [Hombre Lobo del Hombre].

Según lo expuesto hasta aquí, se entiende como la experiencia de las asociaciones permite, identificar de una manera científica la presencia de los complejos. ¿Pero a qué se llama específicamente un complejo? Jung (2004, Pág.109) puntualiza, “El complejo, es un contenido psíquico de tonalidad  afectiva que puede ser bien inconsciente, bien consciente en grados diversos, al ser ciertas palabras inductoras atraídas, captadas por un complejo sin que se sepa claramente de qué manera forman parte de él…(estas palabras)aluden al complejo, son una alegoría verbal que lo sugiere.”

Es decir, siempre el complejo antecede a la palabra inductora. En ocasiones el complejo es cien por ciento de carácter inconsciente, por lo que el sujeto no logra identificar la alteración que exterioriza al responder a la palabra inductora. Nos referimos entonces, siguiendo las palabras de Jung (2004), a que estos gozan de autonomía acentuada, es decir, son entidades psíquicas que van y vienen según su capricho; su aparición y desaparición escapan a nuestra voluntad.

En otras circunstancias, el sujeto sí es consciente de que tiene un complejo entorno a un tema relevante en su vida, por ejemplo, sobre la figura de su padre como consecuencia de su reciente fallecimiento. Sin embargo, el hecho de que la persona sea consciente del acontecimiento traumático, no lo libera necesariamente de la reacción emocional que el recordar este hecho le suscita. Se podría argumentar, no obstante, que mientras más consciente sea el sujeto con relación a su complejo, asimismo su reacción ante la palabra inductora será mayormente consciente, y por decirlo de alguna manera, más sana. Siguiendo el ejemplo anterior, la persona puede comenzar a llorar tras escuchar una palabra que le recuerde a su padre, pero sabrá decir qué es exactamente lo que lo aflige en el momento dado.


Ahora, también puede surgir el caso en el que acto seguido al llanto, surjan mecanismos de defensa inapropiados como por ejemplo; la negación. En tal caso el sujeto podría romper en llanto mientras dice; eso ya no me afecta, ya está superado, etc., manifestándose una contradicción que también daría indicios de un complejo, aunque quizás de menor grado. En fin, los ejemplos sirven para destacar que las reacciones son múltiples y es el psicólogo quién debe estar atento para identificarlas.

Concretamente, el complejo puede ser entendido como un imán que atrae hacía sí, todo tipo de cosas a su alcance. Siendo una especie de componente en el interior de la psique del sujeto que lo condiciona constantemente. Jung (2001, Pág. 110) “…el sujeto vive en función de su complejo como si viviera un inmutable prejuicio original”.

Cuando un complejo surge desde el inconsciente e irrumpe en el yo (consciente) y la persona pareciera dejar de ser sí misma. Es por esta razón que en ocasiones las personas reaccionan de manera abrupta o inesperada. Seguramente en su interior de dio una asociación que hizo que reaccionaran inadecuadamente, tal como el mismo Jung observó durante la experiencia de las asociaciones.

Según las aportaciones de Las Heras (2008, Pág. 44), “Todo complejo tiene un núcleo y una tonalidad afectiva. El núcleo: Portador de significación (su origen es siempre arquetípico). Tonalidad afectiva depende de: A) Disposición personal. B) Vivencias del mundo exterior.” Como se observa el análisis desde la psicología analítica implica no solo conocer sobre el fenómeno de los complejos como tonalidad afectiva proveniente de algún hecho significativo en la vida de un sujeto (inconsciente personal), sino también, en el análisis corresponde reconocer al arquetipo núcleo de un complejo (inconsciente colectivo). Recordemos que en estudios posteriores Jung indica que; los arquetipos son imágenes primordiales que se remontan a inicios de la humanidad y que se han transmitido por medio del inconsciente colectivo hasta el presente.

El tema de los arquetipos no corresponde a este trabajo, sin embargo, es importante señalar que los complejos (que según Jung mueven al hombre), tienen como sustento básico uno o varios arquetipos. Y, a su vez, estos arquetipos son la esencia de uno o varios complejos. Por ejemplo, detrás de la incapacidad de un sujeto para superar la muerte de su padre,  habiéndose ya descartado los elementos referentes a la tonalidad afectiva, se puede pensar que el problema radica en un conflicto de orden arquetipal. Pero sobre esto ya se verá en posteriores ensayos.

La experiencia de las asociaciones tratada hasta aquí, no deja de ser esencial. Asimismo, alrededor de una palabra cargada de componentes afectivos que deja rastros de la presencia de un complejo, se puede indagar de una manera más directa cual es el origen de una enfermedad mental. Las Heras (2008, pág. 41) menciona, “Toda neurosis -escribe Jung- está cargada por presencia de disociación y conflictos, posee complejos de tonalidad afectiva…”

Así también en el caso de las psicosis, Jung (2004) argumenta que la sintomatología puede derivar de complejos que en inicio yacen en el inconsciente del sujeto, pero debido a su gran carga afectiva, (proveniente de experiencias altamente traumáticas), pueden invadir totalmente al yo. Como consecuencia, el yo se verá afectado en todo sentido, inclusive a nivel de las percepciones, de ahí que el sujeto pueda escuchar voces o ver cosas que no se encuentran realmente en su entorno.

Como se mencionó, el origen de las enfermedades, según los primeros estudios de Jung, daban cuenta de una experiencia traumática o de un conflicto moral sufrido por el sujeto. Cabe retomar la concepción juguiana que concibe a la psique como una totalidad, existiría una separación del hecho doloroso o una escisión de aquello que no tolera el sujeto sobre sí mismo. Esta división de los componentes de la mente son aquellos que generan conflicto, siendo en la psicosis más radical dicho comportamiento psíquico. Los complejos al ser negados  por el consciente no desaparecen. Esta creencia de que aquello que no vemos no existe es propia del hombre primitivo.

Antiguamente las enfermedades mentales eran conocidas como posesiones demoníacas. Almas que parecían tomar los cuerpos de las personas transformándolos en algo que no eran. Esto demuestra la fuerza independiente que puede manifestar el inconsciente a través de los complejos.

Es conocido que en algunas tribus primitivas, sus miembros dicen tener varias almas y adorar a varios dioses, pero no solo los mencionan como parte de sus costumbres, sino que los encarnan. Al respecto, y en otra área, se sabe que incluso en prácticas como el yoga, por medio de la meditación se divide la psique del hombre. Esta práctica que se realiza para encontrar la paz interior. Con la meditación se busca poder entrar en comunión con cada una de las partes integrantes del espíritu.

Jung (2004) menciona que para tener una impresión real de los efectos que pueden causar los complejos en la vida de las personas es preciso haber visto familias enteras destruidas por ellos, moral y físicamente, en pocos años. La enfermedad mental es ciertamente la peor de las discapacidades. Debido a que, por ejemplo, se conocen casos de hombres que trabajan y llevan una vida tranquila, sin contar con sus dos extremidades, empero, el alienado mental no puede trabajar, no puede sobreponerse ante su discapacidad psíquica y necesita ser internado en una institución mental.
                                                            
A pesar de lo malo que puedan resultar los complejos, es justo decir que Jung cree que estos son una parte de la psique de todas las personas. El complejo enferma cuando se apodera de la totalidad de la psique del sujeto. Por ejemplo, un sujeto que tiene un complejo en relación a la figura de Dios , puede pensar que él es el profeta salvador, encargado de sanar al mundo. Siguiendo este ejemplo, en un caso más extremo el sujeto creerá que el encarna a Dios, y que su palabra deberá ser acogida por la humanidad. Estamos así frente a la presencia de un delirio psicótico.



Sin embargo, este mismo complejo, como parte integral de la psique y no como su totalidad, es un signo de normalidad. Por ejemplo, podría derivar en un sujeto que a diario desea hacer el bien a sus semejantes. Alguien que podría difundir la palabra de Dios entre sus allegados sin perder su condición humana. 

Vemos así que en todo lo bueno se puede encontrar algo de malo y viceversa. Y al respecto, se puede comprender mejor las razones psicológicas de aquellas personas que, tras haber sido sujetos ejemplares durante gran parte de su vida, de pronto se tornan seres malvados que deciden hacer cosas que nadie de su entorno hubiese imaginado. Por otro lado, y quizás en casos menos frecuentes, encontramos a personas que luego de haberse dedicado a la vida criminal deciden tornarse en fieles religiosos.

La teoría de los complejos de Jung fue pilar fundamental para sus posteriores escritos en el campo de la psicología analítica. Fue precisamente ésta teoría la que llamó la atención de Sigmund Freud a inicios del siglo XX. Freud estaba convencido de que lo Jung describía con el término complejo, era evidencia de que el inconsciente era la fuerza principal en la mente humana y no la consciencia como se creía. Todo aquello que era reprimido por un sujeto, producto del eminente daño que podría causarle este al yo, era para Freud el contenido del inconsciente.

Jung compartía la idea de Freud sobre la fuerza del inconsciente, aunque discrepaba en el contenido del mismo. Puesto que para Jung el inconsciente también estaba cargado de cosas positivas para la psique, y no solo de malos recuerdos.

El uso del llamado test de asociación de palabras, fue el medio mediante el cual Jung pudo evidenciar la presencia de los complejos en la psique humana. Al pasar los años, Jung únicamente incluía ciertas palabras en sus entrevistas con los pacientes y mediante la observación identificaba las perturbaciones en sus reacciones. Con el tiempo abandonó parcialmente su interés en la investigación del inconsciente personal, dando mayor relevancia al estudio de los arquetipos y el inconsciente colectivo.


Bibliografía

JUNG Carl. La dinámica de lo Inconsciente. Trotta: Madrid, (2004).

JUNG Carl. Los complejos y el Inconsciente. Alianza: Madrid, (2001).
LAS HERAS, Antonio. Manual de psicología junguiana. Editorial Trama: Buenos Aires, (2008).



[1] Caso del profesor de Derecho expuesto en el capítulo titulado: “La  experiencia de las asociaciones” Jung (2001).

Comentarios

  1. Llama mi atención las citas ej.: "Jung (2004)" entre otras...
    A modo recomendación, plasmar buenas citas contribuye a movilizar el conocimiento.

    Saludos

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