LA HISTORIA DE UN ESQUIZOFRENICO - EMERGENCIA DE AMOR
Partiendo del comienzo, detenido siempre por su no poder saciarse, Paolo sonríe mientras relata su vida en trozos. En un viejo motel vivía con su madre, recuerda que ella solía frecuentar a hombres mayores. En una ocasión uno de estos hombres se los llevó a vivir con él. Paolo tenía ya 26 años de edad, le agradaba aquel hombre puesto le compraba algunas cosas, demostrando simpatía. A pesar de esto, reconoce haber tratado siempre de hablar mal de su madre ante aquel señor, llegaba a inventarse historias con el fin de desvalorizarla lo más que podía. A fin de conseguir separarlos y volver a la soledad con su madre.
En aquel motel, Paolo solía observar a las parejas que iban allí a tener relaciones sexuales, escondido, la mayor parte de las veces, sólo llegaba a verles los pies por debajo de la rendija de la puerta, mientras fantaseaba y se masturbaba. En una ocasión recuerda que momentos antes, había ido a dejar a su mamá a la casa de alguno de estos hombres que ella solía visitar.
Paolo dormía en un colchón al lado de la cama de su madre, en una noche se encontraba tan excitado que intento subirse a su cama pero ella lo rechazó. Años más tarde, en el 2008, ella fallecería repentinamente producto de un paro cardiaco.
De joven Paolo fue un muchacho inteligente tenía muy buenas calificaciones en el colegio y llevaba una vida aparentemente normal. Sus padres se habían divorciado años atrás y su padre solía ir a visitarlo de vez en cuando, a la casa de sus tías donde vivía también su madre. Un día el padre dejó de visitarlo porque descubrió que su ex mujer frecuentaba hombres de avanzada edad. Aproximadamente a los 12 años Paolo pasó a ver a su padre cada vez menos. Su madre comenzó a beber mucho hasta depender del alcohol.
Un tarde Paolo fue a casa de un compañero de colegio a pedirle prestado un cuaderno, al regresar en el bus comenzó a sentir una fuerte congestión nasal, a la vez que pensaba que nunca más regresaría al colegio. Así fue, luego de pasar unos días en cama Paolo, al recuperarse, se negó a volver a estudiar. Sus tías insistieron mucho para que retomara los estudios, pero su madre poco a poco lo aceptó y así él pasaba los días trabajando en cualquier cosa o simplemente se quedaba en la casa.
Una noche cercana a navidad recuerda haber pensado que unos vecinos, a los que miraba por una ventana, estaban hablando mal de él. Eso lo inquietaba mucho. En sus ratos libres le gustaba escuchar canciones de Laura Pausini, Luis Miguel y Cristian Castro. Pronto desarrollaría un gusto exagerado por Laura Pausini , sentía que ella lo llamaba por medio de la televisión. El video que más lo impactaba era aquel en el que ella salía en un desierto . Llevado por el impuso hacia la cantante, recriminaba constantemente a su madre porque no le ayudaba a conseguir a Laura, llegándola a golpear en un par de ocasiones.
El día treinta y uno de diciembre de 1999, pensando que el mundo se iba a terminar, decidió ir al aeropuerto en busca de su amada cantante. En medio del alboroto que causó, terminó apresado por la policía. En el forcejeo con los oficiales, recuerda haberle apretado los testículos a uno de ellos tal como había visto hacer a su madre borracha con un hombre que quiso sobrepasarse con ella, años atrás (a los diez años). Recuerda que el suelo del lugar donde lo apresaron estaba lleno de excrementos, luego su madre lo sacó de allí y se lo llevó en un bus al Hospital General. En el bus recuerda el momento en el que un hombre se le sentó en las piernas. El se escapó del bus y al fin una pareja lo llevó al Psiquiátrico.
Así fue como Paolo fue ingresado por primera ocasión al Hospital Psiquiátrico. Volvería en seis ocasiones, la más reciente de ellas en abril del presente año, para ser internado en sala por el lapso de dos meses.
En otras ocasiones, menciona que en sus crisis él podía observar el mundo espiritual, dividía el mundo entre aquellos de espíritus débiles y aquellos de espíritus fuertes. Él se considera de espíritu débil siendo aparentemente el resto del mundo de espíritu fuerte. Menciona que quisiera ser de espíritu fuerte. Que se comunicaba por ondas que le salían por los pies con otras personas. Que él podía sentir el alma de los otros.
En entrevistas ulteriores Paolo comenzó a relatar algunas escenas sexuales, menciona que la única vez que habló de esto con alguien, lo hizo años atrás para confesarse con un sacerdote. De pequeño, a la edad de 12 años recuerda haber penetrado analmente a un compañero de la escuela al que todos lo molestaban por ser afeminado. Años después, con el deseo de continuar estas prácticas, confesó haberlo buscado sin éxito. Paolo menciona estar constantemente preocupado por lo que puedan pensar otras personas, en especial, en lo referente a su sexualidad. Observa películas pornográficas con el fin poder aprender cómo ser hombre, cómo comportarse en la relación sexual.
Visita esporádicamente cines para ver películas pornográficas donde en ocasiones se dejaba practicar sexo oral por otros hombres que también frecuentaban este sitio. Con referente a lo sexual Paolo pareciera estar confundido, piensa que podría ser infértil, que el color de su semen es diferente al de los demás. Sobre esto último, recuerda haber observado semen de color negrusco en la cama de su madre, por lo que no entiende como el suyo es tan insignificante y líquido como la leche. Su rutina es visitar mensualmente a las prostitutas de la calle 18, la semana pasada cuenta que al visitar a una de ellas sólo pudo eyacular por medio de la masturbación. Cosa que no es raro que le suceda, en más de una ocasión dice haberse masturbado incontrolablemente. Además, relata que le gusta tomar una posición siempre pasiva en el acto.
Otro factor que nos relata es aquel en el dice sentirse mal cuando alguien a quien considera lo trata de usted, el preferiría que lo tuteen. Él así lo hace pero dice que siempre espera una corrección por parte de los otros. Quisiera que lo corrijan y con ello establezcan cierta distancia. Recuerda que el panadero lo tutea y eso lo pone de muy mal carácter puesto piensa que únicamente a él lo tutea mientras a los otros clientes, los trata de usted. Aquí la transferencia quizás apareció con ésta sutileza[1].
La salida de la figura paterna a temprana edad tal vez marcó un precedente en el que su identificación se vio trastocada. Con una madre sumida en el alcohol la vida de este sujeto pareció irse complicando. Los continuos amoríos de la madre pudieron también repercutir en la mirada de este sujeto hacia el sexo femenino. La mujer tomada como objeto pareciera ser el panorama que nos muestra Paolo en su relato. De ahí entender el que en su vida frecuente prostitutas, a la vez que busca encontrar una identidad sexual que ha parecido siempre difusa en su mente[2].
Muy pegando afectivamente a su madre, de pronto Paolo decide abandonar el colegio encontrando en ella la razón suficiente. Ubicándonos en el contexto posiblemente la madre tras el abandono de su pareja y su promiscuidad, encontró en su hijo aquel componente afectivo real al cuál, sin duda, amaba apasionadamente. Siendo para ella un alivio más que un problema tener a su hijo cerca. Con esta alianza de doble vía podríamos entender la aceptación de la madre sobre el abandono académico de su hijo. A pesar de la negativa de las tías quienes insistían en que retome los estudios.
Revisando la historia vemos como el desencadenante de la psicosis surge cuando él y su madre vivían solos en un apartamento. La carga afectiva de ver a su madre irse a estar con otros hombres, además de ser él quien debió verse forzado a llevarla a estos encuentros, debió contribuir al malestar. Malestar sostenido levemente por la escoptofilia y la masturbación como atenuante psíquico, fantaseando también con imaginarios romances como el de Laura Pausini. Todo esto llevándolo al límite donde la idea de un mundo que se termina, lo lleva a pasar de la imaginación al acto, perdiendo el sentido de la realidad, yendo al aeropuerto en busca de su amada imaginaria.
La falta de límites pareciera verse plasmada en las historias contadas por el paciente, en las que su sexualidad desbordada lo mantiene atrapado en una insatisfacción en la cual podría estar tratando de aplacar con la masturbación compulsiva y encuentros furtivos. Un deseo de verse como hombre, una lucha interna que parece no cesar entre lo que siente y lo que “debería ser”. Confusiones que reaparecen en diciembre cuando su cuerpo, como él dice, se encarga de decirle que está mal de la cabeza[3]. Al igual que sus ataques respiratorios.
Tras la reciente muerte de su madre su periodo en emergencia lo llevó por primera vez a sala. Un sujeto sostenido por sus encuentros con prostitutas, sus películas y la ayuda de terapia en y medicina, ha logrado cierta estabilidad. Estabilidad que ha dado como resultado más de seis meses sin crisis.
[1] Pareciera que en la forma de trato con el psicólogo, sintiera la imposición ciertos límites mediante el trato de usted. Hecho que si bien lo incomoda, termina aceptándolo de buena forma como una postura masculinizada del Otro.
[2] No podemos descartar la idea de que sea él quien busque ubicarse como objeto tomando el rol femenino.
[3] Siente una fuerte tensión en el cuello que hace que gire su cabeza al lado derecho. Al mismo tiempo tuerce la boca y muerde su encía, sintiendo mucho dolor, pero sin poder evitarlo.
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